sábado, 14 de noviembre de 2015

Yo sí rezo por París


Porque, para mí, rezar es buscar en mi interior la forma en que puedo ser un poco mejor para ayudar a los demás. Permitidme poner ese pequeño granito de arena. Como yo sé que hay mucha gente que no cree en ninguna religión que también sufren, quieren ver el problema de la violencia solucionado y hacen lo que pueden.
Pero nada solucionamos con tenernos rencor por creer o no creer. De ahí es donde surgen los odios que, llevados al extremo, se convierten en fanatismos.

Yo creo en Dios, pero en un Dios que representa lo contrario a las barbaries. Para mí, Dios es como decir Amor. Y en eso se basan mis rezos, mis credos.
No creo en los golpes de pecho y las penitencias que nos eximen a cada uno de la responsabilidad y, como cumplimos con nuestras palabras de repulsa, ya estamos libres de pecado. Y los culpables son otros.
Cada cual ponemos nuestra parte en esto del odio. No seamos hipócritas. Si desde nuestra pequeña parcela de ser una sola persona ya sentimos rencores y animadversiones, ¿qué ocurre cuando ese odio se multiplica por miles?
¿No despreciamos a otros por sus ideas o su creencias religiosas? ¿No sentimos animadversión por la forma de ser de otros? ¿No hemos aborrecido a alguien por su clase social? ¿No hablamos con inquina del que no hace lo que nosotros queremos? ¿No tomamos tirria a quien no comparte nuestros gustos? ¿No pretendemos ser los mejores conductores y lanzamos improperios a los que tienen el más mínimo fallo? Si lo hacemos con estas fútiles situaciones, ¿qué no haríamos con un "gran" poder o un excelso objetivo?

Esta mañana, al salir de clase (mi escuela está a unos metros del Ministerio de Asuntos Exteriores) me he encontrado por la calle con muchos musulmanes y musulmanas. Me ha dado un punto de esperanza ver cómo nos cedíamos el paso, no nos mirábamos raro y, quizá con el pensamiento en los terribles momentos que pasamos, me ha parecido intuir en nuestras miradas un sentimiento de hermanos.
Todo en paz. Hasta el tono amable del policía antidisturbios que estaba vigilando la zona al que le he preguntado desde la moto "¿puedo pasar por ahí?" Se ha apartado y me ha dicho, "sí, por supuesto, pero cuidado, hay mucha gente".
Así que rezo. 
Rezo porque es mi forma de no alimentar más odio, ni más diferencias entre humanos.


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