sábado, 27 de abril de 2013

Paseando con la luna



     Esta noche he quedado con la luna.

     Tomaremos copas de estrellas con gotas de rocío y pasearemos entre los sueños con los pies descalzos. Sin hacer ruido, como cada noche. Buscando un apoyo entre las sombras de los árboles. Visitaremos a nuestro amigo el mar y le contaremos historias sin principio, cuentos sin fin y leyendas sin pasado. Tejeremos sábanas de cometas y pintaremos deseos sobre las rocas de la orilla. 
     Allí, los tres, disfrutaremos del vacío y llenaremos el silencio de palabras sin sonido. Mirándonos, observándonos, simplemente por el placer de perder el tiempo y la mirada en minutos eternos. Nos mecerá la nana susurrante de las olas y nuestros ojos se teñirán del brillo de la luna. ¿Qué puedo darles yo? Nada. Mi silencio del que escucha atento a cada instante, la nada de quien quiere abarcar el firmamento entre las palmas de sus manos. 

     Y, como cada noche, seguiremos el compás de las horas sin pedir nada, sin decir nada, sin tener nada. Sólo la oquedad del cielo.



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